Mark Rothko, joven judío de origen europeo, que emigró a Estados Unidos decide trasladarse a Nueva York y dedicarse a la pintura el resto de su vida. En su familia no había ningún antecedente de vocación artística. Hasta entonces sólo había tomado algunas clases de pintura durante su breve carrera universitaria, que abandonó por dificultades económicas y falta de interés.
Más adelante se matricula en una escuela de arte de Nueva York. Allí toma contacto con la pìntura y el dibujo. Con ellos conoce las características de la pintura de Cézanne y del conjunto de las vanguardias europeas, mientras comienza a decantarse por un estilo figurativo en el que tienen cabida por igual los paisajes, los estudios de naturalezas muertas y algunas vistas urbanas. Con este bagaje, y a los 25 años, Rothko realiza su primera exposición en 1928 en una humilde sala neoyorquina. Un año después el aprendiz de pintor pasa a ser maestro: comienza a dar clases de pintura y dibujo para niños en una escuela de Brooklyn, tarea a la que se dedicaría durante muchos años.
A comienzos de los años 30 Rothko conoce a Milton Avery, otro pintor que también influirá decisivamente en su estilo, mientras sus cuadros se centran cada vez más en escenas de interior pobladas frecuentemente por personajes femeninos en actitudes diversas. En ocasiones, son los desnudos los que atraen su interés. En todo caso, llama la atención cómo Rothko tiende a dar formas bien rotundas a la anatomía femenina, llegando incluso a la deformación. Trata con ello de acentuar el carácter expresionista de su pintura, interesada también en mayor medida por el color que por el dibujo. Es ahora además cuando el pintor consigue exponer por primera vez sus obras en un museo, el de Portland, donde colgó acuarelas, dibujos y óleos (1933).
Las
muestras Cubism
and Abstract Art y
Fantastic
ArtDada, Surrealism,
organizadas en 1936 por Alfred J. Barr en el Museum of Modern Art,
ejercieron una enorme influencia sobre él y su obra derivó hacia
planteamientos surrealistas. Tras la Segunda Guerra Mundial, conoció
a Clyfford Still
y
ambos comenzaron a investigar las posibilidades de la color
field painting (pintura
de campos de color). Hacia 1950, Rothko ya había abandonado las
referencias figurativas y había comenzado a desarrollar la personal
abstracción que definiría desde entonces su pintura. En sus grandes
lienzos, amplios campos de color rectangulares de perfiles
indefinidos flotan suspendidos sobre fondos monocromáticos.
A
finales de los años sesenta, en medio de una crisis depresiva, pintó
una serie de obras con pintura acrílica negra que evocaban su
profunda melancolía. Incapaz de superar este estado de ánimo,
terminaría suicidándose en 1970
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